Empecemos por el título: ¿por qué Confesiones
de un joven novelista si el eximio profesor está a punto de cumplir los ochenta
años? Pues porque su estreno como narrador se remonta a 1980, y por lo tanto
Umberto Eco puede permitirse el lujo de hablar de juventud en este territorio,
y comentar además que le quedan unos cincuenta años de carrera.
Así empieza este texto de ensayos, donde el
gran intelectual cuenta cómo se acercó a la ficción siendo ya un autor
reconocido como gran ensayista, cómo prepara cada una de sus novelas antes de
ponerse a escribir, cómo crea sus personajes y la realidad que los rodea. Luego
también nos hablará de la buscada ambigüedad en que el escritor se mantiene a
veces para que sus lectores se sientan libres de seguir su propio camino en la
interpretación de un texto. Y de la ambigüedad pasamos a la definición de los
personajes de una novela y a la capacidad de un escritor de manipular las
emociones del lector.
¿Por qué en general no lloramos si un amigo nos
cuenta que la novia lo ha dejado y en cambio muchos nos emocionamos al leer el
episodio de la muerte de Anna Karenina?
Finalmente, como broche final, una reflexión
sobre la pasión de Eco por las listas, que explica su peculiar manera de ver el
mundo. Todo en este texto delicioso son preguntas que Eco plantea y respuestas
ingeniosas que él mismo propone, y siempre con ese aire socarrón que lo
distingue y convierte una anécdota en una lección de vida.