Una
selección de escritos de Fredric Jameson —necesariamente parcial y arbitraria
en el buen sentido de someter a arbitraje las muchas selecciones posibles—
puede ser una desmesura: es arriesgarse a poner sobre el tapete toda la
complejidad, la ambigüedad y el sustrato conflictivo y (por ahora) indecible de
la distinción, y la simultánea articulación, entre “modernidad” y
“posmodernidad”, dos nociones de las que lo menos que puede decirse es que —si
se las toma en serio— ponen a prueba la capacidad intelectual de la sutileza
vigilante contra el cómodo refugio de los teoremas siempre de antemano
demostrables: aquello que Pascal llamaba el espíritu de fineza en su combate
contra el espíritu de geometría. El riesgo, sin embargo, bien vale la pena.
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